Editorial



EDITORIAL

 

El futuro de la patria es de hombres de ciencia y de pensamiento

The future of the homeland is that of men of thought and science

 

Este año conmemoramos el 60 aniversario de las palabras que pronunciara Fidel en el marco de la celebración del 20 aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba, que hoy cumple 80 años de fundación. Con tan solo 34 años, el líder de la Revolución cubana improvisó un discurso de casi 20 páginas, que recoge varias de las frases más brillantes sobre el desarrollo científico de un país: son las frases que nos mantienen motivados hoy y son las frases que convirtieron al paraninfo de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) en el templo de nuestra ciencia. Aquel día el recinto se iluminó con la antorcha de la sabiduría: Fidel, sin imaginarlo, lo transformó en memorable y convirtió cada 15 de enero en motivo de celebración del día de la ciencia en Cuba.

Algunos consideran que se realizó una especie de pacto con los hombres de ciencia de todo el país, pero fue un pacto secreto, de esos que no necesitan de finas palabras o de documentos oficiales con firmas. Es el pacto que ha quedado en la historia patria, aquel donde el futuro del país se inscribió con frases imborrables, donde se definió que ese futuro fuera construido y dominado por los hombres que, desde sus diferentes espacios (laboratorios, aulas o detrás de sus libros, publicaciones, etc., hacen que la ciencia se convierta cada día más en el motor impulsor del desarrollo económico y social de la patria, un futuro dominado también por los hombres de pensamiento, siguiendo el precepto martiano de que "Al mundo nuevo corresponde la universidad nueva" y de que "…en tiempos científicos, universidad científica".

La materialización de este pensamiento de Fidel se sustentó en la profunda revolución educacional que se desarrolló en nuestro país y que alcanzó su cima en 1961 al desplegarse la Campaña de Alfabetización, junto a otros logros como el aumento del número de escuelas, la creación de universidades en todas las provincias, la formación de nuevos maestros, profesores y científicos, la creación de los institutos de investigaciones. Un hito en ese empeño fue la creación de la Academia de Ciencias de Cuba, en 1962, con un sentido integrador de todas las esferas y disciplinas de la ciencia, a lo que se unió el despliegue de la reforma universitaria y, en 1965, la creación del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CENIC), matriz de otras instituciones que fueron desarrollándose durante más de dos décadas. En ese marco, a partir de 1981, sobresale la creación del sector biotecnológico cubano, justo cuando el despliegue de dicho sector era monopolizado por países del llamado primer mundo. Mención especial merece el surgimiento de diversas entidades de investigación en el campo de las ciencias biomédicas y agropecuarias.

La visión de largo alcance de Fidel acerca de la ciencia estuvo presente también cuando proyectó un rumbo y una nueva institucionalidad, con un sentido inclusivo, de la tecnología, la innovación y la protección de los recursos naturales. Desde esos pilares levantados por Fidel, la ciencia cubana dejó de ser una actividad de élites o de científicos aislados para convertirse en patrimonio del pueblo a partir de la democratización de la educación. Y esto se hizo patente a lo largo de los años 70 y 80, cuando surgieron entidades como los fórums de ciencia y técnica, las brigadas técnicas juveniles, el movimiento de innovadores y racionalizadores, y otras vinculadas con el movimiento obrero y sindical.

En resumen, Fidel generó una política de desarrollo de la ciencia, la tecnología y la protección del medioambiente que estuvo impregnada de valores éticos, sentido humanista y de trabajo en equipo, de colaboración interinstitucional, de solidaridad internacional y de promoción de los diversos campos de la investigación científica.

La Academia de Ciencias de Cuba, inclusiva, integradora y fiel servidora de la nación, de conjunto con todas las filiales a escala nacional, estará celebrando durante todo este año el 60 aniversario de las palabras de Fidel, ejecutando diversas acciones, poniendo en práctica la integración y eliminando las islas que a nada nos llevan, pues hoy necesitamos participación y acciones colectivas, hombro con hombro con nuestro pueblo y con la dirigencia de nuestro país, que permanentemente llama a situar la ciencia en el centro del trabajo que se realiza a favor de nuestro proceso socialista. Es ese el sentido que desde nuestra esfera damos al llamado que el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez ha formulado de pensar como país y de que "la ciencia comande el desarrollo futuro del país".

Y puesto que honrar honra, Anales de la Academia de Ciencias de Cuba abre su primer número del año perpetuando la tradición de rendir homenaje a uno de nuestros más ilustres hombres de ciencia, el Dr. Carlos J. Finlay. En su reconocimiento, desde la noche del 3 de diciembre de 1933, un destacado científico cubano pronuncia un discurso de elogio a su obra: la Oración Finlay [1]. Anales reproduce a continuación la oración que se leyera en el pleno de la ACC de 2019, y con ella exhorta a los hombres ciencia y de pensamiento a librar la batalla que les corresponde y, como expresara Fidel, a formar una legión de científicos que brinde los recursos de su inteligencia para esta hermosa isla de nosotros los cubanos.

 

Dr. Cs. Luis C. Velázquez Pérez
Presidente de la Academia de Ciencias de Cuba



[1]. Álvarez-Sandoval O. La Oración Finlay. Apuntes sobre su historia. Anales de la Academia de Ciencias de Cuba [revista en Internet]. 2013 [citado 2020 Feb 17]. Disponible en: http://www.revistaccuba.cu/index.php/revacc/article/view/65


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