El 19 de mayo de 1861 tuvo lugar, en la capilla de la Real y Literaria Universidad de la Habana, el acto inaugural de la Real Academia de Ciencias Médicas, FÃsicas y Naturales de La Habana, surgiendo asà la primera academia del continente americano. Este evento histórico fue muy significativo para el grupo de intelectuales de la época, encabezados por el prestigioso médico cirujano Dr. Nicolás José Gutiérrez, quien fuera electo como su primer presidente.
El estudio de esta institución, junto a otras investigaciones y publicaciones de la época, refleja que ya desde el siglo xix resulta posible distinguir la actividad cientÃfica como parte de la historia y la cultura nacional. Uno de sus principales logros fue crear una conciencia sobre la necesidad de la discusión y actualización de temas cientÃficos, en especial, en la medicina, que era la profesión más avanzada del paÃs.
La Real Academia habanera trabajó en importantes aspectos que afectaban la sociedad de esa época en relación con la higiene, la prevención y disminución de enfermedades como la tuberculosis, el paludismo y el cólera, el desarrollo de campañas de vacunación contra la viruela, y los trabajos en el nuevo acueducto de Albear. Los aportes del Dr. Carlos Juan Finlay de Barres acerca del vector transmisor de la fiebre amarilla trascendieron la época. Otros temas atendidos fueron los relacionados con la meteorologÃa, la fÃsica, etc. En su gran mayorÃa fueron publicados en los Anales de la Academia, que se conservan en la sede actual de la Academia de Ciencias.
La labor desempeñada por los miembros de la Real Academia evidenció el carácter emprendedor de sus esfuerzos y sus deseos de que la sociedad progresara. Como intelectuales comprometidos fomentaron el debate cientÃfico sobre diferentes temas de las ciencias de aquella etapa, más aún en el campo de la medicina, que era la ciencia más avanzada, la que rebasarÃa el siglo xix.
En la etapa neocolonial, a pesar de las inconsistencias de los gobiernos del perÃodo, los cientÃficos lograron preservar un espacio para el intercambio académico y el debate de temas de interés. En esa etapa se destacaron varios intelectuales cubanos, como el Dr. Juan Santos Fernández, José Antonio Presno Bastiony, Clemente Inclán y otros.
En enero de 1959, cuando triunfa la Revolución cubana, el desarrollo cientÃfico de la isla era exiguo, habÃa una alta tasa de analfabetismo, muy pocas instituciones cientÃficas y universidades, y escaseaba el capital humano con preparación cientÃfica. Con esta situación era imposible avanzar hacia un desarrollo económico y social sostenible, razón por la cual, en enero de 1960, en el Paraninfo de la Academia, Fidel define la estrategia de desarrollo de la ciencia en Cuba y hace un llamado a que los cubanos se incorporen al campo de la investigación cientÃfica.
A pocos meses de Cuba ser declarada Territorio Libre de Analfabetismo, la dirección de la Revolución constituye la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba, en febrero de 1962, y se nombra a Antonio Núñez Jiménez como el Presidente de dicha comisión. Surge asà la primera institución cientÃfica multidisciplinaria de la isla de Cuba. Esta institución trabajó en la creación de la base cientÃfico-técnica nacional como condición indispensable de todo desarrollo económico y social, y tuvo diferentes formas organizativas, tanto como organismo rector nacional de ciencia y tecnologÃa que como ejecutor de investigaciones cientÃficas y de servicios cientÃfico-técnicos, hasta que en 1994 se creó el Ministerio de Ciencia, TecnologÃa y Medio Ambiente.
En abril de 1996, fue promulgado el Decreto-Ley 163, mediante el cual se definió a la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) como la institución oficial del Estado cubano, de carácter nacional y consultiva en materia de ciencia, continuadora de la Real Academia de Ciencias Médicas, FÃsicas y Naturales de La Habana.
A 160 años de haberse fundado esta institución, la humanidad vive una de las tragedias más graves de la historia de la medicina, debida a la pandemia ocasionada por el nuevo coronavirus. Ha marcado una época en la historia de la medicina. Cuba la ha enfrentado con una serie de medidas que el Gobierno adopta desde el nivel comunitario, los hospitales y los diferentes centros de investigaciones, con un enfoque transdisciplinario e intersectorial y una ciencia proactiva, asà como con la aplicación de innovadores protocolos de tratamiento y el desarrollo de cinco candidatos vacunales.
Los cientÃficos, profesores, académicos, estudiantes y pueblo en general enfrentan esta situación epidemiológica desde diferentes escenarios a escala nacional. En este contexto, el paÃs extiende la experiencia del enfrentamiento de la COVID-19 a otros sectores como el Programa de SoberanÃa Alimentaria y Seguridad Nutricional, el desarrollo energético y otros. En cada uno de ellos, los miembros de la Academia de Ciencias de Cuba están participando de manera activa, realizando diferentes aportes y presentando propuestas para contribuir al desarrollo económico y social del paÃs.
La actividad consultiva y asesora de la ACC ha venido aumentando y diversificándose. Se ha extendido y profundizado el trabajo en las provincias, y se ha perfeccionado el trabajo de la revista Anales de la Academia de Ciencias de Cuba, llamada a convertirse en la principal revista cubana sobre polÃtica cientÃfica.
La ACC ha contribuido a la formulación de las polÃticas de ciencia, tecnologÃa e innovación, e incluso dedicó una sesión especial al lugar de la ciencia, la tecnologÃa y la innovación en la Constitución de la República. Ha participado en importantes programas nacionales, y ha extendido su presencia a los consejos técnicos asesores de numerosos organismos y empresas. Ha contribuido a incrementar la difusión, la comunicación y la popularización de la ciencia y la tecnologÃa, con un destaque especial en las Puertas Abiertas, que realiza cada mes. Ha sistematizado su colaboración con un grupo importante de sociedades cientÃficas, asà como la interacción con las instituciones auspiciadoras.
Sus Premios Anuales han ganado en organización y elevado su prestigio. Desde la Academia se ha promovido la participación de académicos-expertos cubanos en el enfrentamiento internacional a la COVID-19 y en las batallas contra campañas anticubanas, como la asociada a supuestos ataques sónicos contra diplomáticos norteamericanos.
La Academia continúa avanzando con nuevas metas y retos para la integración de la comunidad cientÃfica nacional, con énfasis en la participación de los jóvenes en tareas relacionadas con la ciencia y la innovación. Estimula y fomenta la cultura para el trabajo interdisciplinario, la colaboración y la integración de los diferentes actores de la sociedad. Profundiza en el trabajo con las filiales de la ACC en las provincias como parte de un esfuerzo por fortalecer su presencia y accionar nacional, que deberá reflejarse también en la mejor representación del cuerpo académico para contribuir con el desarrollo económico y social desde el municipio, que es la sociedad local y la unidad polÃtico-administrativa primaria y fundamental de la organización nacional, como define la propia Constitución de la República de Cuba.
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1. Consejo de Estado. Decreto-Ley 163 de 3 de abril, de organización de la Academia de Ciencias de Cuba como institución independiente adscrita al Ministerio de Ciencia, TecnologÃa y Medio Ambiente. Academia de Ciencias de Cuba: Gaceta Oficial de la República de Cuba, XCIV, 19. Edición Ordinaria; 1996.
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2. Consejo de Ministros. Ley 1011 que crea la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba. Gaceta Oficial de la República de Cuba, LX, 22 de febrero, Primera Sección; 1962.
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3. Consejo de Ministros. Ley 1323 de la organización de la Administración Central del Estado. Gaceta Oficial de la República de Cuba; 1976. LXXIV:15, 71-92.
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- » Publicado : 01/08/2021