Anales: Historia y Patrimonio
RESUMEN

Anales de la Academia de Ciencias de Cuba ha sido desde el año 2011 una revista científica digital, multidisciplinaria y órgano difusor de la Academia de Ciencias de Cuba. Esta publicación tuvo como antecedente directo una revista científica y periódico homónimo de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana que se publicó de 1864 a 1958. La Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana (desde 1899) mantuvo la publicación, incluso cuando los recursos para ello u otras condiciones de la corporación o del país lo hicieron difícil.

El objetivo de este trabajo es caracterizar la revista Anales, proponiendo periodizar su historia en 2 etapas y resaltar la importancia patrimonial de los tomos conservados en la institución, como colección de documentos, generados por la Academia en los finales del siglo xix y poco más de la mitad del xx.

ABSTRACT

Anales of the Cuban Science Academy is since 2011 a digital multidisciplinary magazine and press organ of the Cuban Science Academy; this paper has as precedent a scientific magazine and newspaper of the Royal Academy of Medical, Physics and Natural Sciences of Havana that was published between 1864 and 1898. Between 1899 and 1958, the publication was the scientific magazine and newspaper of the Academy of Medical, Physics and Natural Sciences of Havana.

The objective of this paper is to characterize Anales, proposing to divide its history in two different stages and to assess the heritage importance of the volumes that the Cuban Science Academy keep in his Archives as a collection of documents generated by the institution in the xixth and xxth centuries.

Palabras clave:
    • Anales;
    • Academia;
    • historia;
    • patrimonio;
    • ciencia cubana.
Keywords:
    • Anales;
    • Academy;
    • history;
    • heritage;
    • Cuban science.

INTRODUCCIÓN

Anales de la Academia de Ciencias de Cuba ha sido desde el año 2011 una revista científica digital, multidisciplinaria y órgano difusor de la Academia de Ciencias de Cuba. Esta publicación tuvo como antecedente directo un periódico homónimo de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana “destinado a la publicación de los trabajos leídos y aprobados en las sesiones, así como de las actas de las mismas y noticias de carácter oficial y otras de la índole del periódico…”.1

La salida a la luz de aquel órgano promotor, aspiración de los científicos que gestaron la Academia, mostrada desde sus estatutos fundacionales, costó poco más de 3 años y sorteó varios escollos. Anales fue, de una parte, el registro público del funcionamiento interno de la Academia y de otra, el vehículo de comunicación de los académicos y otros científicos para dar a conocer lo más novedoso de sus investigaciones y de las que llegaban del extranjero, así como exponente de la actuación de la Academia en ámbitos relativos a la higiene pública y la medicina legal.

Sin duda mucho antes de erigirse esta Real Academia no faltaron profesores recomendables por su ilustración, apreciables por su talento y por sus tareas; pero apenas o nada pudo aprovechar la ciencia de sus estudios, práctica y experiencia porque poco o nada comunicaron a sus compañeros careciendo de medios y de oportunidad…2

Anales se publicó de 1864 a 1958 como órgano de prensa primero de la Real Academia y luego del comienzo de la república, de la Academia habanera. En 2011 la Academia de Ciencias de Cuba comenzó a publicar nuevamente una revista con ese nombre, pero esta vez en soporte digital y consagrada a la publicación de artículos científicos y de los premios anuales de investigación otorgados.

Cualquier intento de historiar la Academia habanera y su publicación debe partir del propio contenido de Anales, no solo porque porta información de primera mano sobre el funcionamiento de la corporación sino porque entre sus miembros y directivos fue siempre preocupación salvaguardar y dar a conocer aspectos relativos a la historia de la Academia y su órgano de prensa, tal cual ocurrió desde el primer tomo de la revista con el trabajo de Ramón Zambrana: Apuntes para su historia.3

Así, la fuente de información fundamental de este trabajo es la revista, aunque, como se verá en el desarrollo del mismo, un libro como Ciencia y científicos en Cuba colonial de Pedro Pruna Goodall y diversos artículos publicados por el propio Pruna, Orieta Álvarez Sandoval y Mercedes Valero González son invaluables por su capacidad de orientación.

El objetivo de este trabajo es caracterizar la revista Anales, proponiendo periodizar su historia en 2 etapas y resaltar la importancia patrimonial de los tomos conservados en la institución, como colección de documentos, generados por la Academia en los finales del siglo xix y poco más de la mitad del xx.

DESARROLLO

La historia de Anales no se puede escribir separada de la historia de la Real Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales de la Habana que gestó esa, su publicación, desde sus propios estatutos aprobados el 6 de noviembre de 1860. El cuarto punto de su artículo 37, Atribuciones del censor, reza que este debía: “Llevar la dirección de un periódico que se publicará con el título de Anales de la Academia en cuanto lo permitan los fondos de ella”, mientras que en el quinto se le responsabilizó con revisar y corregir el estilo de los trabajos que hayan de publicarse.4) Esta idea evolucionará en el tiempo toda vez que la publicación contará con directores que serán los responsables de las tareas antes mencionadas.

La historia de Anales como órgano específico de la ciencia en Cuba se puede dividir en 2 etapas:

  • Entre 1863 y 1898 es el órgano de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana y desde 1899 hasta 1958 lo es de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.

  • A partir de 2011 hasta la actualidad. Vinculada a la creación de la Academia de Ciencias de Cuba, ahora como revista científica digital, multidisciplinaria y su órgano público.

A pesar de que el final del período colonial marcó el cambio de nombre de la institución, que perdió el apelativo de Real, tal cual se apreció desde 1899 en la propia revista, no ocurrieron inmediatamente cambios sustanciales en la estructura de la publicación, como no ocurrieron al interior de la Academia de ciencias habanera. En la medida en que transitó el siglo xx y especialmente en la década de los 50 acontecieron algunas transformaciones en la publicación a los que nos referiremos en el desarrollo del texto.

Primera etapa. Entre 1863 y 1958

La Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana se había constituido el 19 de mayo del año 1861 en la capilla de la Universidad de La Habana. Varias comisiones fueron creadas en su seno a los efectos de fundar y publicar los Anales, pero ninguna tuvo éxito durante el primer trienio. El propio Nicolás José Gutiérrez gestor por muchos años, fundador y primer presidente de la Academia, aludió a la falta de recursos como explicación para ello, pero evidentemente costó mayor esfuerzo del previsto alcanzar consenso entre los académicos acerca de las características de su periódico. Para los científicos cubanos de la época su publicación resultaba esencial para dar a conocer los resultados de sus investigaciones, como el museo que también fundarían y la biblioteca con la que contaron rápidamente, todo ello en el espíritu de la ciencia en el siglo xix.

En diciembre de 1863 apareció un número de muy pequeña tirada y del que, por esta razón, no se conserva ningún ejemplar conocido; sin embargo, su aparición fue celebrada por la prensa de la época, lo cual da fe de la importancia que se le atribuyó en la sociedad habanera. Las notas aparecieron en El Siglo, el Diario de la marina y la Gaceta de la Habana, y a continuación nos referimos a la del periódico Prensa de la Habana:

Academia de Ciencias. -El Real Instituto de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales establecido en esta capital ha comenzado á dar á luz sus Anales, redactados por una comisión de su seno y a partir del Real Decreto de su formación, por entregas que se anuncia continuarán siendo mensuales hasta componer cada año un tomo de sesenta pliegos de impresión, al precio aquellas de cincuenta centavos. (sic.)5

Según el citado periódico este primer número presentaba el Decreto Real de formación de la Academia y el reglamento aprobado, un trabajo titulado Apuntes para su historia, el discurso pronunciado en el acto inaugural de la Academia por el presidente de la corporación el Dr. Nicolás José Gutiérrez, el 19 de mayo de 1861, así como las actas de las sesiones que se celebraron desde mayo hasta julio de aquel año.6

El 14 de agosto de 1864 es la que generalmente se menciona como la fecha de presentación del primer número de Anales, por cuanto ha sido el primero que se ha conservado y establecido una continuidad con los números que le siguen (figura 1).

Portadilla del primer número reconocido de Anales 14 de agosto de 1864.

Los responsables de la aparición definitiva de Anales fueron Antonio Mestre y José Joaquín Muñoz que habían sido designados para que se estabilizara su entrega apenas en julio del 1864, toda vez que la última comisión nombrada para atender la publicación era de 12 miembros y no podían ponerse de acuerdo.

Mestre y Muñoz habían estado trabajando para publicar un periódico dedicado a la medicina y evidentemente pusieron en Anales todo lo que habían concebido para aquel, además del empeño y el saber necesarios. En el tomo primero y bajo el título “Prospecto” se definieron los intereses e intenciones del periódico:

… deseando llenar una de las necesidades previstas y señaladas en sus estatutos, venga hoy (la Academia) a ofrecer al público un periódico, en que no solo se consignen las obras y observaciones de las personas que la componen, sino las de todos los médicos o amantes de las ciencias que, fuera de ella, las cultiven para gloria propia y beneficio de sus conciudadanos;…7

Es a Antonio Mestre, que estuvo a cargo de Anales por 23 años, y a su meticuloso trabajo y organización que debe la Academia contar hoy con todos los hechos y discusiones más importantes acaecidos en su seno durante el siglo xix.8 Él marcó un modo de hacer que ya en el siglo xx Jorge Le Roy Cassá, fiel continuador de su obra, mantuvo estable y completó por más de 30 años (figura 2). Mestre y Muñoz dejaron bien claro en el citado prospecto la doble intención de la publicación académica: “Serán pues los Anales, a la vez que un periódico oficial de la Academia, una revista científica…”9

A) Antonio Mestre, B) Jorge Le Roy Cassá.

Fuente: Anales tomo lxxv

Como periódico oficial en Anales se publicaba lo acaecido en la corporación, las actas de todas las sesiones, científicas y administrativas. En los estatutos y reglamentos de la corporación estaba concebido que cada 19 de mayo debía realizarse una sesión solemne de jubileo por el aniversario de la fundación. A ella se invitaba al capitán general primero y al presidente de la república después; participaban en estas actividades solemnes otras personalidades de primer nivel en la vida social y política cubana, así como representantes extranjeros. En este acto había discursos y una rendición de cuentas del año transcurrido llamada reseña de tareas. Anales se organizaba por lo tanto de mayo hasta abril del siguiente año.

Cada ejemplar comienza luego de la portadilla y el índice con la apertura de la sesión solemne del 19 de mayo y el discurso inaugural, casi siempre del presidente de la corporación. Luego aparecía la reseña de tareas, en informe de su secretario. Son estos documentos muy interesantes para estudiar la historia de la Academia y de la revista.

En él se declaraba el estado de las finanzas; el número, descripción y procedencia de las piezas entradas al museo y el incremento (y su origen) de los libros de la biblioteca. También incluía el estado de las labores de reconstrucción, reparación y ampliación del edificio, en los años que las hubo; un punto importante era el resumen comentado de los trabajos presentados y discutidos en las sesiones científicas de la corporación, así como los papeles que precedían a las incorporaciones de nuevos miembros a la Academia y sus discursos de presentación; los obituarios y homenajes realizados también formaban parte.

Otro punto de la reseña de tareas era el programa de premios que se convocaba anualmente, tal cual estipulaba el artículo 55 de los estatutos.10) Los premios de la Academia se publicaban en Anales; estos recibían una evaluación previa por 3 académicos que desconocían el nombre del autor y que luego presentaban no solamente el informe escrito, sino que exponían sus criterios ante los académicos para tomar una decisión final. Los informes de cada comisión de evaluación de los trabajos eran también publicados en la revista Anales.

Transcurridos algunos años sin que la Academia hubiese tenido ocasión de adjudicar alguno de sus premios, ora por la falta de concurrentes ora porque las memorias enviadas con ese objeto no llenaban enteramente las condiciones requeridas en el Programa (de los 6 trabajos que se recibieron, solo 3 se han estimado dignos de semejante distinción…11

Singular importancia tiene en la reseña de tareas la labor consultiva de la Academia al Gobierno. Ejemplos de ello son los temas relacionados con medicina legal y con higiene pública. Todos dan fe, públicamente, del vínculo consultivo que existió desde su surgimiento entre la Academia de ciencias y el gobierno del país.

Esto explica satisfactoriamente el porqué de la confianza y aprecio con que el Gobierno atiende las consultas que nos pide sobre asuntos pertenecientes á la Higiene pública, las no menos honrosas que nos dispensan los tribunales de toda la isla, cuando solicita nuestro concurso en el esclarecimiento de las múltiples cuestiones que atañen á la administración de justicia (sic)12

En el siglo xx se mantuvo la presencia de la contribución de la Academia en las causas criminales y la higiene pública:

En esos Anales figuran los grandes servicios que viene prestando la academia desde su fundación, hasta la fecha a los poderes públicos y especialmente a los tribunales de justicia, en cuanto problema de medicina legal ha sido sometido a su consideración; e igualmente figuran, los grandes servicios que ha prestados al país, preocupándose desde su fundación por la higiene pública…13

El periódico publicaba inicialmente un resumen de las actas de las sesiones ordinarias, científicas y extraordinarias. Más adelante, Mestre consideró de gran importancia que estas actas se publicaran íntegras y se dio a la tarea de hacerlo, comenzando en el tomo V (1868) pero no pudo en vida completar su promesa de publicar las de los 7 años anteriores.

Como revista científica, en Anales aparecieron trabajos de los más importantes científicos cubanos durante casi un siglo y se publicaron además los debates que generaban, que ha demostrado que no siempre se tenía al interior de la corporación unanimidad de criterios. Los trabajos leídos, discutidos y aprobados en las sesiones científicas, no solamente por los académicos, eran aquellos que se publicaban en la revista, lo que permite entender que la estructura y redacción de estos respondiera generalmente al lenguaje hablado antes que al escrito. De cualquier manera, la aprobación en las sesiones de la Academia de los trabajos presentados se constituía en una garantía de calidad similar a lo que ocurre en la actualidad con la revisión por pares.

Una mirada inicial a los diferentes tipos de trabajos publicados nos permite afirmar que algunos encuentran correspondencia con los que se publican en la actualidad. Así las cosas, hemos podido identificar reseñas bibliográficas,14 presentación de casos clínicos,15) artículos de revisión16 y comunicaciones breves. En cuanto al artículo típico de resultado original de investigación, aquellos que pueden ser clasificados como tales no se corresponden en ningún caso observado con la estructura de Introducción, Métodos, Resultados y Discusión, aunque si cuentan con introducción, análisis de la estructura o división del trabajo en capítulos y los capítulos de que consta y en el siglo xx cuentan con bibliografía.17)

Ilustrativas resultan las instrucciones a los autores que aparecen bajo la denominación de Los Anales, Notas, en las que se pide que los trabajos discutidos en las sesiones de la Academia sean de inmediato entregados a la mesa y se especifica que deben ser escritos a máquina a 2 espacios y de entre 15 y 20 planillas (hojas) impresas con 3 o 4 grabados anexos.

La revista no asumía responsabilidad por las teorías y opiniones de los autores ni por su estilo y la falta de veracidad de la bibliografía y literatura consultada que aparecía en las referencias. Como se puede apreciar no se hace hincapié en requerimientos en materia de metodología para la publicación de los trabajos discutidos.

Los informes de los veredictos que en materia de medicina legal se solicitaban a la Academia por los tribunales aparecían publicados en Anales, dando buena cuenta de la seriedad con que este tema era asumido. Anales funcionó de hecho como editorial de la Academia, rebasando el empeño de ser su órgano de prensa, al publicar, en pliego aparte “…importantes y originales obras de eminentes científicos…”. Entre los libros publicados se encuentran:

  • Trabajos de la Comisión de Medicina Legal e Higiene Pública, 3 tomos

  • La flora cubana I tomo, Dr. Francisco A. Sauvalle

  • Contribución a la Mamalogía cubana, Dr. Juan C. Gundlach

  • Contribución a la Ornitología cubana, Dr. Juan C. Gundlach

  • Investigaciones acerca de las antigüedades de la isla de Puerto Rico Dr. Henri J. Dumont

  • Ensayo de una historia médico-quirúrgica de la isla de Puerto Rico Dr. Henri J. Dumont

  • Patología y terapéutica del aparato lenticular del ojo, Prof. Otto Becker traducido del alemán por Carlos Finlay

  • Contribución al estudio de los moluscos cubanos, Sr. Rafael Arango y Molina

A pesar de todas las dificultades que suponía el funcionamiento de la Academia de ciencias habanera en plena crisis del sistema colonial, su órgano de prensa mantuvo su continuidad durante el siglo xix y esto era un motivo de gran orgullo para los académicos:

Los «Anales» de esta corporación, cuya publicación ha alcanzado el privilegio muy raro entre nosotros, de haber llegado a su vigésimo volumen, han sido aquilatados por su mérito científico, de la manera más honrosa, en las exposiciones de este género en que han figurado como lo acreditan los diplomas y medallas que, cual envidiables trofeos, ostenta con noble orgullo esta Corporación en los muros de este su salón de sesiones.18

Según refirió Mestre, al distribuirse la tercera entrega de Anales, el dinero que aportaban las suscripciones resultaba suficiente para garantizar el pago de los costos de impresión,19) y podemos pensar que eso ocurriría al menos en algunos números. No obstante, hay que enfatizar que, en ocasiones, solo la contribución personal de algunos académicos permitía que las publicaciones de la academia salieran al público: “Es justo dejar aquí consignado, en prenda de gratitud, que la terminación de las dos primeras obras mencionadas se debió en gran parte a la obsequiosa liberalidad del Dr. Gutiérrez…”20

Solamente a finales del siglo xix Anales dejó de ser publicado por la convulsa situación de la colonia que luchaba por su libertad y la cruel política de represión de Valeriano Weyler. Veamos la perspectiva de la Academia acerca de este tema expuesta en el regreso de la publicación a través de la reseña de tareas de 1899, ya finalizado el periodo colonial. Esta reseña abarcó 2 años:

…los obligó al silencio: estaba la ciudad envuelta en la mayor tristeza, no se sentía en las calles más que el gemido de un pueblo que moría entre los horrores del hambre; en los campos se resolvía el más trascendental problema de nuestro porvenir y allá a lo lejos, entre las brumas del mar la más potente escuadra americana circuía nuestras costas. Estos salones estaban desiertos porque nuestros más ilustres compañeros, unos habían huido al extranjero, otros habían sido arrebatados por la perfidia conduciéndolos al exilio y al ostracismo, y no pocos se ocultaban en sus hogares evitando ser vistos para no ser sacrificados; los que aquí concurríamos apenas alzábamos la voz, porque sobre nuestras cabezas se cernía el peligro, y porque bajo este techo no nos creíamos seguros. Toda palabra se medía, todo gesto se calculaba, todo pensamiento se silenciaba o se envolvía en los ropajes del más refinado disimulo. La academia no interrumpió sus tareas por temor a cerrar para siempre sus puertas; pero aquellas tareas no significaban el progreso reposado, sino la comunión de los sentimientos ocultos que aquí nos reunía.21

La revista presentó en el siglo xx algunos atrasos, nuevamente por falta de recursos y problemas de imprenta que fueron siempre solventados.

Tenemos la satisfacción de anunciar que la publicación de nuestros «Anales» que venía haciéndose muy atrasada, está hoy al día en lo que se refiere a nuestra diaria labor. Tan solo nos falta completar los años 1902 y 1903, cuya publicación está muy adelantada, para salvar la laguna que las necesidades de la fábrica del edificio y la carencia de fondos obligaron a realizar.22

Cuando existía una interrupción en la aparición de Anales se publicaban en primera plana las explicaciones pertinentes:

Vencidas las dificultades que se opusieron a la regular publicación de los Anales de la Academia de ciencias Médicas Físicas y Naturales de la Habana durante un prolongado lapso y removidos los obstáculos que motivaron aquella suspensión, vuelven a ocupar su lugar, con la oportunidad entre nuestras publicaciones científicas.23

La práctica de la Academia era que, al faltar números, estos se publicaban posteriormente para mantener la secuencia de la publicación. Solo la cruda situación socioeconómica y política de los años 1930-1933 generaron una interrupción (1928-1934).24 En realidad, no se trató solo de la publicación propiamente dicha, sino que la situación afectó a la vida de la Academia y restringió el número de sus reuniones, limitándose a cumplir sus funciones apoyada solamente en su Junta de Gobierno.

Fue decisión de esta junta el reanudar la publicación de Anales por el tomo lxx, aludiendo que cuando las condiciones lo permitieran publicarían los tomos del 65 al 69, lo cual nunca ocurrió. A partir de este tomo desapareció de la portadilla la oración: Revista científica.

Interrumpida la actividad científica de la Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales de la Habana y por lo tanto también la publicación de su órgano oficial los Anales de la Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales de la Habana por los problemas económicos y los sucesos políticos que son de todos conocidos, al reanudarse las labores de esta institución y continuar los Anales su publicación, debemos hacer un breve informe sobre los asuntos internos en lo que a estos Anales se refiere.25)

Álvarez Sandoval y otros autores, en su artículo “La Academia de ciencias Médicas Físicas y naturales de la Habana 1926-1943” nos hace notar cómo además de la situación convulsa que había en la ciudad en la interrupción de la publicación incidieron otros factores. Por un lado, de índole financiero y por otro la desaparición física de Jorge le Roy Cassá en febrero de 1934, quien había corrido con la responsabilidad de la publicación desde 1903.26

Según Pruna la tirada de los Anales nunca sobrepasó los 250 ejemplares, aunque se refiere a la Real Academia o sea al siglo xix.27) En este mismo trabajo Pruna presenta una tabla en la que resume los debates presentados en Anales (ocurridos en la Academia) clasificados por temas a lo que llama unidades informativas. La mayor cantidad de debates eran de medicina y dentro de ellos comenta que el peso lo llevaban los temas epidemiológicos.

En el siglo xx el número de ejemplares impresos de la revista alcanzó la cifra primero de 500 y luego de 1000. Esto da cuenta de que los recursos pecuniarios de la institución se habían incrementado. “…Los Anales están prácticamente al día gracias a los recursos pecuniarios con que hoy contamos, la edición de ellos se ha elevado de 500 ejemplares a 1000 y se publica mensualmente (…) y es nuestro propósito el elevar su tirada a 1500 ejemplares”28) y en 1939 “se publican mensualmente 1250 ejemplares…”29

En el tomo lii (1915) en uno de los trabajos de historia de Le Roy se publica una tabla con todos los directores de Anales, por cada tomo y año de publicación, todas las imprentas utilizadas y números de páginas y una serie de notas aclaratorias en las que se puede saber por ejemplo las veces que las dificultades monetarias impidieron publicar un número o las veces que uno se publicaba fuera de fecha.30) Posteriormente la dirección del periódico publicó la lista de los directores por 75 años (figura 3)

En 1938, tomo lxxv, Anales publica un listado de todos los directores del periódico desde 1864 y una foto de cada uno de ellos.

Jorge Le Roy Cassá no solo fue tremendamente organizado y meticuloso en su responsabilidad al frente de la secretaría de la Academia, sino que fue un científico que veneraba la historia y en no pocos momentos dejó notar en sus escritos la importancia que otorgaba a la conservación de los documentos de la corporación para hacer historia.

En todo tiempo ha sido fuente histórica de inestimable valor el estudio de los documentos que refieren los sucesos ocurridos, ya se trate de una época, ya de una nación, de las corporaciones o de los hombres que la integran.31

Precisamente en este sentido resultó significativa la tarea de Le Roy Cassá cuando publicó íntegramente las actas de las sesiones de la Academia de 1861 a 1868, tal cual había sido el deseo de Mestre.

La dirección de los Anales ha tenido el placer de realizar el pensamiento concebido por el inolvidable secretario don Antonio Mestre, de publicar todas las actas de la Academia desde su fundación hasta la época en que él comenzó a publicarlas regularmente, o sea hasta mayo de 1868. Hoy figuran en el tomo xlvii de los Anales todas las actas de las sesiones públicas y privadas según los libros existentes en la secretaría desde 1861 hasta 1868, salvándose así tan importantes documentos de los peligros a los que han estado expuestos ejemplares únicos de manuscritos de tal importancia. Cábele al que suscribe la satisfacción de haber podido llevar a feliz término dicha obra. Añadiendo en notas los títulos de los trabajos publicados y el lugar en que lo fueron. Ya que figuran en los Anales todas las actas de las sesiones celebradas por la academia…32

Los Anales de la Academia jugaron desde su aparición un rol fundamental en las relaciones internacionales de la corporación, pues su tirada, aunque inicialmente no fuera muy amplia llegaba a varios países de América y Europa.

Han visto ya la luz pública 33 tomos de esta publicación o sea cerca de 400 entregas de 30 a 40 páginas, a las cuales han acompañado, impresas en pliego aparte, importantes y originales obras de eminentes científicos (…) Estas publicaciones han sido remitidas a los principales centros científicos nacionales y extranjeros, y no solo han servido para demostrar nuestro adelanto sino que se ha conseguido el canje de otras publicaciones y periódicos procedentes de las más cultas sociedades y hombres de ciencias, con lo cual aumenta nuestra biblioteca y se contribuye al progreso intelectual…33

Resulta interesante conocer a través de la lectura de estas reseñas de tareas sobre la génesis del surgimiento del museo Finlay “Esta academia reconoce su agradecimiento al honorable Sr. Presidente Dr. Ramón Grau San Martín por la iniciativa que ha tenido ofreciendo $50 000 para el establecimiento del museo Finlay en esta academia cuyo decreto ha aparecido en la gaceta oficial el 22 de abril de 1948”34) Valga aclarar que en esta época José López Sánchez quien fuera fundador y primer director del Museo Finlay era académico.

Los últimos ejemplares del periódico, ya en los años 50, fueron casi completamente centrados en temas científicos, dejando el espacio administrativo a escasas páginas en cumplimiento del reglamento. Se dejaron de publicar las actas de las sesiones, pero nunca faltó la reseña de tareas. La información sobre los premios y el homenaje a los académicos desaparecidos y condecorados, pasó a estar dentro de esta reseña. Para esta fecha se trataba casi exclusivamente de una revista científica. El periódico que mantuvo la Academia desde 1864 a 1958, que recogió los temas discutidos en ella desde 1861 desapareció sin explicaciones ni noticias. Desapareció sin más.

Segunda etapa. A partir de 2011 hasta la actualidad

En 1962 fue creada la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias cuya función era la creación de la nueva Academia de Ciencias de Cuba. El 13 de junio de ese año la Academia de Ciencias de La Habana fue extinguida por la resolución número 8 de la citada comisión que funcionó como corporación de la nueva ciencia hasta 1994 en que se crea el Ministerio de Ciencia, tecnología y Medio Ambiente (CITMA). En 1996 se creó por decreto ley 163 de ese Ministerio, la Academia de Ciencias de Cuba, tal cual la conocemos hoy.

Hemos encontrado un folleto de 1998 que se titula Anales de la Academia de ciencias de Cuba e incluye un pequeño editorial titulado “¿Por qué Anales de la Academia?” en el cual dejó clara la intención de la Academia del período revolucionario de reanudar la publicación del antiguo periódico (figura 4).

Folleto de 1998, 77 páginas de 22,5 cm por 15,5 cm. Cartulina y papel.

Contiene también un resumen de las principales actividades realizadas por la Academia en 1997 un listado de instituciones auspiciadoras con una introducción, las palabras de la secretaria Daysi Rivero en el pleno extraordinario de febrero de 1997, la estructura de la Academia, las nominaciones de científicos a académico titulares y académicos de mérito y el resumen de todos los trabajos premiados en 1997 de las 5 secciones.

Lamentablemente el folleto no tiene créditos, aunque presumimos que fue elaborado en el secretariado con el apoyo y la segura participación de algunos académicos, quizá el consejo directivo y algún otro entusiasta, la frase con la que cierra el editorial lo expresó categóricamente “anticipa nuestras futuras y mayores pretensiones”.

La reaparición de Anales solo se logra en 2011 justo en el sesquicentenario de la antigua corporación, el día 19 de mayo. “La Academia de ciencias de Cuba se regocija al reiniciar la publicación, ahora en formato y vehículos electrónicos, de los Anales…”35) La adopción del nombre de la publicación de la primera Academia de ciencias en Cuba era expresión de la admiración y respeto que sentían entonces los científicos revolucionarios por quienes desarrollaron la ciencia cubana en las difíciles condiciones del período colonial.

A partir del 2011 Anales es una revista, en acceso abierto en plataforma digital open journal system (OJS), en la que se ha hecho toda la gestión editorial en línea (figura 5). Multidisciplinaria, arbitrada por pares, es el órgano de comunicación científica de la Academia de Ciencias de Cuba y se declara continuadora del periódico que surgiera en 1864.35

Imagen de la plataforma digital de Anales.

Primero con una frecuencia semestral, desde el 2020 presenta 3 números al año de las 5 secciones de la Academia y en el 2021 adoptó un flujo continuo. Desde el 2019 se ha ido indexando a diferentes bases de datos y recolocándose a tono con su tiempo. Mostrando mayor y mejor visibilidad a la ciencia cubana. Se encuentra incluida en DOAJ, en el Catálogo 2.0 de Latindex, en la Red Cubana de las Ciencias, entre las revistas certificadas por el CITMA y por último en Scielo.35) La revista publica artículos de revisión, de resultados originales de investigación y presentación de casos clínicos, además de las contribuciones especiales y cuenta con las secciones de cartas al director y editorial, generalmente a cargo del presidente de la Academia.

La publicación de los premios Academia es algo que volvió a ocurrir con inmediatez en su nueva vida. Incluso podemos verlo en el folleto de 1998. Es una prioridad de la Academia dar visibilidad a los trabajos premiados que son los mejores resultados científicos aplicados del país. Aunque los premios se reanudaron en 1986, en el 2013 se inicia un proyecto Comisión Rescate del Conocimiento para sacar a la luz y apoyar los resultados de investigaciones que han sido premiados y no introducidos en la práctica.36) Entre el 2013 y el 2018 se dedicó un número al año de la revista Anales a los premios, cumpliendo un reclamo de los académicos. A partir del 2019 los premios se distribuyen en los 3 números anuales.

El cambio de soporte va mucho más allá que el vehículo de información, lo cual lo mantiene definido como documento. El periódico en papel era el medio de comunicación de la Academia de La Habana en el siglo xix de 30 miembros iniciales que pronto fueron 50; en la primera mitad del siglo xx la Academia contaba con 70 académicos, y su periódico trasmitía lo acontecido en la corporación y lo más importante desde el punto de vista científico que preocupaba a sus miembros y al gobierno, alcanzando una mayor tirada; la revista del siglo xxi es la portavoz de la presidencia, de poco más de 400 académicos del país y algunos extranjeros. A tono con su tiempo ha portado información científica de actualidad y ya las informaciones administrativas no caben en sus páginas, para lo cual la Academia tiene otros medios.

Anales: patrimonio de la Academia de Ciencias de Cuba

En la actualidad se conservan en el Archivo de la institución un total de 96 tomos que son parte imprescindible de los valores patrimoniales que conserva la Academia; asimismo se atesoran otros 80 en la Biblioteca. Los que se encuentran en el Archivo barren el espectro cronológico de existencia de la revista.

Se trata de una colección de documentos de alto valor patrimonial que permite conocer al detalle la historia de la Academia habanera y de su publicación, de su funcionamiento interno como institución, a través de las actas de las sesiones científicas y administrativas, de sus mecanismos para solventar las dificultades que enfrentaba, así como de los individuos que la formaban, muchos de ellos personalidades insoslayables de la historia de Cuba.

Anales es además una fuente de información que permite el acceso a la historia de la ciencia y de sus diferentes contextos sociales, fundamental, pero no exclusivamente en Cuba. Las mayores preocupaciones de la sociedad (y del gobierno de aquella sociedad( se debatían en el salón de la Academia y luego se publicaban en sus Anales. La Academia habanera produjo beneficios a la sociedad, no solamente de La Habana, en temas como el enfrentamiento a la gripe española y otras epidemias, la vacunación, la higiene pública, en temas de medicina legal, entre otros.

Anales es parte esencial de la memoria colectiva de la comunidad científica cubana expresada no solamente en sus contenidos científicos sino en aquellos relativos al manejo de la ciencia y la salud pública. Es patrimonio no solamente de la Academia de Ciencias de Cuba y de los científicos cubanos sino de toda la nación cuya historia aparece en la misma en un área menos conocida pero no menos importante.

La colección cuenta con un estado aceptable de conservación, lo que puede ser mejorado, así como su accesibilidad y divulgación. La digitalización de la colección de la revista, es más que una necesidad un requerimiento para mejorar la disponibilidad, la difusión, el acceso, y la preservación de la información y del conocimiento que la Academia habanera desarrolló durante casi un siglo.

Conclusiones

La revista Anales fue la más importante publicación científica multidisciplinaria de Cuba, cierto que con mayor énfasis en temas de medicina. Anales fue el vehículo para el establecimiento de la autoridad científica de la Academia en el contexto cubano e internacional. Fue también el registro público de la vida interna de la corporación, acto de transparencia gracias al cual conocemos al detalle su funcionamiento. La labor de Antonio Mestre en los comienzos de la revista fue vital para garantizar su aparición y estabilidad. En los comienzos del siglo xx resultó igualmente vital el trabajo de Jorge Leroy y Cassá.

Anales significó una garantía de conservación de muchos de los documentos generados por la institución a lo largo de más de 100 años, lo cual estaba en el espíritu de sus directores. Los ejemplares que se conservan en el archivo de la sede de la Academia de Ciencias de Cuba, todos los publicados, son una fuente de consulta invaluable para el estudio de la ciencia cubana en los diferentes contextos históricos en los cuales fue un actor consciente de su importancia. El contenido de la revista es vital también para conocer la obra y vida de muchos de los científicos más importantes de Cuba.

La revista digital se reconoció desde sus orígenes como heredera de aquella publicación que a pesar de todas las dificultades apareció en el siglo xix y se mantuvo en funcionamiento a lo largo del xx. Anales continúa en su afán de perfeccionamiento, mostrándose en su estabilidad, equilibrio e indexaciones, volviéndose cada vez más la “Revista sombrilla de la ciencia cubana”.

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Historial:
  • » Recibido: 04/06/2022
  • » Aceptado: 28/07/2022
  • » Publicado : 01/11/2022


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