Resumen
Nos encontramos hoy aquà para recordar a dos hombres –uno de Cuba y otro de los Estados Unidos- que dedicaron sus vidas a la ciencia y cuyo descubrimiento de la transmisión del virus de la Fiebre Amarilla por el Mosquito Aedes Aegypti es uno de los grandes logros de la salud pública de todos los tiempos. Para aquellos de nosotros afortunados que vivimos en paÃses en los que sus enseñanzas se aplican, es difÃcil imaginar los horrores de esta plaga amarilla que nos asoló en el pasado. Tomemos como ejemplo las epidemias de Barcelona en 1821 y Memphis en 1878. Cuando leemos las descripciones de los contemporáneos, no sólo llama la atención el desespero ante el costo de tanto sufrimiento humano, sino también resalta la falta de certidumbres ante las causas de la epidemia. Por entonces prevalecÃa la idea de la transmisión por miasmas, que en tanto falsa, no brindaba ninguna oportunidad para controlar la enfermedad.