Resumen
Este siglo XXI es testigo de la tendencia mundial a la disminución de la fecundidad y a la prolongación de la esperanza de vida, que ha dado al fenómeno del envejecimiento de la población un relieve sin precedentes. Actualmente, el país con la población más envejecida de la región de las Américas es Canadá. Sin embargo, proyecciones de las Naciones Unidas indican que en menos de una década, países como Cuba, Barbados y Martinica superarán a Canadá. Esto evidencia que, al nivel mundial y también en Cuba, el mayor problema de salud es el envejecimiento poblacional. De ahí que el propósito de este artículo es el llamado a la reflexión sobre el tema, desde el prisma de la epidemiología social y la ética, con el objetivo de identificar las carencias y debilidades que aún existen para el enfrentamiento exitoso de este gran problema del siglo XXI. No se trata solamente de aumentar la esperanza de vida al nacer y mejorar el estado de salud de la población adulta mayor, sino de aumentar su calidad de vida. Por su parte, los aspectos morales adquieren cada día mayor importancia, puesto que la vida y la vejez no solo tienen que tener sentido, sino también significado, o lo que es lo mismo, no solo tienen que ser valiosas para quienes las disfrutan, sino también la sociedad tiene que expresar de forma objetiva, en medidas económicas, sociales y políticas concretas, el valor que tiene para ella la vida de los seres humanos que conforman ese grupo poblacional, que tanto ha aportado al desarrollo de la sociedad a la que pertenecen.