Foucault en la comunicación social como disciplina académica

CIENCIAS SOCIALES Y HUMANÍSTICAS

Artículo de revisión

 

Foucault en la comunicación social como disciplina académica

Foucault in social communication as an academic discipline

 

Emilio Barreto Ramírez 1*
https://orcid.org/0000000199097911


1 Doctor en Ciencias de la Comunicación Social. Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. La Habana, Cuba

* Dirección para la correspondencia: emiliobarreto@fcom.uh.cu y emiliobarreto6207@gmail.com


RESUMEN

En la investigación en comunicación social realizada en Cuba, el análisis del discurso a través de lo que Jürgen Habermas llama "el paradigma de la lingüística" ha ocupado a un apreciable número de investigadores. El método presume siempre la averiguación de las relaciones entre textos y contextos, pero Habermas se coloca también en las antípodas e identifica otra metodología: el "paradigma mentalista". La insistencia en el contraste conduce al planteamiento de dos interrogantes cuyas respuestas han de ser capaces de legitimar cuán redituable debiera llegar a ser una metodología que procure el humanismo como aspiración. Esas dos preguntas son: ¿cuáles retos y aportes metodológicos entraña el análisis del discurso para investigaciones de doctorado? y ¿cuáles requisitos y encrucijadas puede encontrar un estudioso del discurso en un contexto específico? Las respuestas constituyen premisas de investigación.

Palabras clave: discurso; esfera pública; lingüística; documento; campo de la comunicación


ABSTRACT

In social communication research done in Cuba, discourse analysis by means of what Jürgen Habermas calls "the paradigm of linguistics" has been conducted by a considerable number of researchers. This method always involves the determination of relations between texts and contexts, but Habermas considers the opposites and identifies another methodology, i.e., the "mentalist paradigm". Insistence on contrast leads into asking two questions whose answers ought to be able to legitimate how profitable a methodology aimed at humanism should become. Those two questions are: what methodological challenges and contributions are involved in discourse analysis for doctorate research? What requisites and crossroads can a discourse analyst stumble upon in a given context? The answers are research premises.

Keywords: discourse; public sphere; linguistics; document; field of communication


 

 

INTRODUCCIÓN

Los estudios del discurso en la investigación en comunicación social

El análisis de discurso es un método tan redituable como frecuente. Puede afirmarse que se trata de un método inmanente en las ciencias sociales en la geopolítica actual, o sea, cuando la sociedad de la Modernidad tardía se ve en el reclamo de encarar, si no la Globalización como proceso inmediato, sí las integraciones regionales -aún mediadas por el zigzagueo y las reconsideraciones- sobre todo en Europa occidental, donde se experimenta el extravío del aliento francés de 1789, proceso de profunda inspiración revolucionaria que, en relación con el afianzamiento de la Modernidad, contó con los fundamentos del pensamiento alemán, el cual continúa dando frutos y descubre ahora a Alemania como el oasis dentro del marasmo político, social y financiero que atenaza a la Unión Europea.

A juzgar exactamente por la baja contaminación de Alemania ante el virus de la crisis financiera sistémica que flageló hace pocos años al opulento Occidente, los europeos, al parecer, han decidido diagnosticar sus problemas como factuales, es decir, que son de inmediatez, y que por consiguiente no guardan relación con el pasado. Al respecto, es sensato mantener a buen recaudo que la crisis económica europea es el resultado de la importación de los problemas financieros generados en los Estados Unidos de América en el gobierno nefasto de George W. Bush. O sea, que aparentemente estamos ante un fenómeno del presente.

El panorama aquende los mares resultó diametralmente opuesto durante la primera década del siglo xxi. La Modernidad decidió rociar no de manera tan suave y sí al modo de una lluvia profética el suelo de América Latina, donde la buena voluntad facilitó el espíritu moderno: el de la transformación económica, el de la revolución social, el de la actuación soberana en cuestiones relacionadas con la política, el de los intereses en diálogo mucho más franco con los principios. Para mayor contraste con Europa, la crisis sistémica del capital financiero no llegó a América del Sur ni a los países con una avanzada económica en América Central. Porque en esas regiones no ha existido una presencia marcada de las transnacionales estadounidenses. De manera que hemos presenciado una recesión que sacudió las grandes empresas privadas que históricamente han sostenido una relación asimétrica con las propiedades de la clase media, que ha sido también históricamente, la encargada de impulsar la economía en los países de América Latina. De ahí que la crisis económica se abalanzara con esa fuerza descomunal nada más sobre las transnacionales en el Occidente europeo, y repercutiera, como es lógico, en las clases medias de países más vulnerables como España, por ejemplo. Esa crisis ha estado lejos de afectar a las economías latinoamericanas que marcan el impulso del crecimiento en esta región, así como a las de Bolivia, Ecuador y Uruguay, hoy en franco proceso de emergencia. Por esa razón se propicia, en estas latitudes, el acercamiento de los países del BRICS y del Parlamento Europeo.


Del paradigma mentalista al de la lingüística

Cada uno de los contextos reseñados requiere de un método de investigación más eficaz de revelar la Historia. La cuestión descubre un nuevo meollo a la hora de diagnosticar, identificar, evaluar, describir, caracterizar, examinar, analizar y finalmente proponer nuevas perspectivas, enfoques y modelos teórico-metodológicos. ¿Qué tomar en cuenta cuándo se trata de textos y contextos europeos y qué entonces cuando nos ocupamos de documentos en ámbitos de América Latina y el Caribe insular? La realidad reseñada basta para legitimar el análisis de discurso en investigaciones sobre todo doctorales. Mucho más sí se tiene en cuenta la importancia documental en todo este cuestionamiento. Es preciso hacer al menos estas únicas salvedades, porque al menos en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana ni tan siquiera por mucho -al menos hasta el momento de redactar el presente texto- ha sido habitual encontrar investigaciones, ni investigadores interesados en lo que ocurre o ha ocurrido fuera del triángulo que dibuja la geografía desde Europa Occidental pasando por Estados Unidos hasta Cuba: país que, vale decirlo, por fortuna es un objeto de estudio habitual. Es decir, en América Latina, salvo también la Venezuela bolivariana como resultado de las incidencias que la mayoría del claustro de la mencionada facultad tuvo allí desde 2008 hasta 2014, los docentes no han dispuesto sus respectivas miradas de investigadores. Entonces, retos, aportes, requisitos y encrucijadas son las dimensiones a formular en el presente análisis. Se les puede medir del siguiente modo.

Retos son los de encarar objetos de estudio netamente cubanos o latinoamericanos en medio de una visión institucional que se muestra encorsetada en las herramientas de la lingüística, las cuales parecen revelar una incondicionalidad visible con la semiótica de la cultura: afincada en el análisis semántico que corre el riesgo de -tras una arrancada ejemplar- terminar reposando, exánime, nada más en la superficie documental, la cual, en América Latina será siempre sumamente engañosa. No es posible saber exactamente en qué radica esa pasión irredenta por el estudio del discurso en el texto escrito con los recursos estrictos del análisis semántico. Pueden incluso sospecharse mil razones y no arribar ni tan siquiera a una sola certeza. En cualquier caso, lo importante es tomar conciencia del establecimiento de un hándicap que acaso descubre la necesidad de una perspectiva más humanista en el ámbito de la investigación. Por consiguiente, los retos de los estudios del discurso en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana se nos presentan atenazados por limitaciones metodológicas.

A tenor de lo expuesto, es sensato reparar en que las investigaciones resueltas mediante el análisis del discurso han explorado mayormente en objetos de estudio ubicados en la esfera pública en contextos específicos. Por lo tanto, se trata de investigaciones que avanzaron con recursos de la perspectiva historicista, pero probablemente sin la seguridad de que a la historia es saludable acudir con la tarea únicamente de evaluar la sociedad. Esa es la encomienda que, posicionado en la perspectiva marxista, le asigna Michel Foucault a la investigación histórica y que tanto ha costado comprender no solo en dicha facultad sino en casi todas las instituciones cubanas que exhiben un acercamiento a los estudios del discurso, con excepción del Departamento de Historia de Cuba de la Facultad de Filosofía, Historia, de la Universidad de La Habana.

 

DESARROLLO

En La arqueología del saber, (3) ensayo publicado en los tempranos sesenta del siglo XX, Foucault arguye que desde hace varios decenios el trabajo de los historiadores se ha interesado, sobre todo, en la reconstrucción de los períodos largos. En ese empeño, la investigación histórica ha tendido a sublimar la búsqueda de teleologías en los malabares políticos para, desde ahí, develar la estabilidad social que pueda o no obtenerse en y para períodos largos. Para ese propósito, los historiadores han puesto en práctica algunos instrumentos propios y otros traídos al campo de la historia desde cualquiera de las otras ciencias sociales, por hablar ahora en términos de Pierre Bourdieu. Entre los instrumentos incorporados se hallan, por ejemplo, los modelos del crecimiento económico y la fijación de las constantes sociológicas. Tales apropiaciones han facilitado la diferenciación, en el ámbito de la historia, de los sedimentos que no se parecen entre sí cuando se hallan en la linealidad cronológica. Esa capacidad de distinción es lo que le permitió formular a Foucault lo que él mismo denominó un juego de desgajamiento en profundidad, que nada más se puede intentar cuando, decididamente, se ponen sobre el tapiz metodológico una renovación del orden del conocimiento. Entonces, las preguntas de investigación que denotan una tradición han debido ser sustituidas por interrogantes encaminados a buscar nuevos criterios de periodización, así como otros sistemas de relaciones al interior de las sociedades.

De ese modo, han ido emergiendo las investigaciones históricas sobre los sistemas de ideas. Se trata de objetos de estudio que no suelen ser sospechados por los historiadores tradicionales. La razón para semejante obviedad estriba en la desatención que han estado recibiendo las historias particulares, o específicas, pudiera decirse, entre las que se encuentran la de la génesis de las identidades, las de determinadas conformaciones y establecimientos de esferas públicas. Esas son historias que siempre le confieren una rotación al equilibrio histórico y por lo general se resisten a provocar fragua total vistas únicamente desde la acción política cuando, en realidad, son las esferas públicas las que generan la necesidad o el requerimiento de una u otra voluntad política. Por consiguiente, como emblema de la Modernidad, el espíritu público es el vehículo dinamizador de la historia. Este posicionamiento requiere del siguiente alerta foucaultiano: "la historia del pensamiento, de los conocimientos, de la filosofía, de la literatura, parece multiplicar las rupturas y buscar todos los erizamientos de la discontinuidad; mientras que la historia propiamente dicha, la historia a secas, parece borrar en provecho de las estructuras más firmes, la irrupción de los acontecimientos" (4).

Para atender esta máxima científica, será imprescindible en todo momento salvar la integridad documental precisamente sobre la base del distanciamiento del notable porciento de sacralidad que los lingüistas han depositado nada más en la superficie del documento, el cual ha dejado de ser elemento únicamente para la decodificación semántica. La cuestión nos remite entonces a los espacios menos visibles, o sea, a los intersticios donde no parece existir significado, pero que sirven para retocar lo que le ha correspondido hacer, sobre todo, a la intelectualidad de un tiempo específico. Y, a partir de ahí, se pueden enhebrar otros cúmulos de relaciones en otros espacios de socialización. Porque algo medular sí es preciso quede muy claro: la construcción histórica conseguida después de escarbar en las conciencias de los sujetos objetivados en el espacio de lo público es, de hecho, una historia reconstruida sobre la base de replantear problemas de estructura con legitimidad idéntica a la mostrada en las obras de los lingüistas italianos, el belga y el holandés. Esta paridad va en lo referente a jerarquía de intereses. Pero en lo tocante a jerarquía de contenidos, de ambiciones investigativas en el acto de escrutar al interior de la esfera pública, la identificación de sucesos agazapados en el documento requiere mucho más de la identificación y el contraste entre mediaciones de diverso tipo que, por mucho, trascienden el análisis semántico. Se trata, finalmente, de la identificación y el análisis de, como asevera Foucault, lo que se halla detrás del suceso, esto es, la causa del acontecimiento.

De lo anterior se deriva otro obstáculo metodológico de indiscutible peso específico: el encarnizado enquistamiento ideológico de la inmensa mayoría de los teóricos liberales procedentes de los centros de poder en Europa, para que los investigadores sociales posicionados en América Latina consigan dirimir las esencias de la emancipación republicana de los países localizados entre el Río Bravo y La Patagonia, más el Caribe Insular, sobre la base de metodologías que han servido únicamente para resolver los problemas en el opulento occidente.

Y ese no es el caso de Foucault, quien se propuso y casi llegó a conseguir una genealogía del saber arremetiendo incluso contra los emblemas del status quo de la burguesía que ya, con el advenimiento de la sociedad postindustrial, había dejado de ser revolucionaria. El pensamiento de Foucault posterior al mayo francés del 68 constituye una denuncia del anquilosamiento burgués que se puede explicar del siguiente modo a partir de una conversación del propio Foucault con Gille Deleuze, publicada en el libro Hermenéutica del sujeto:(4) la burguesía ha dejado de ser revolucionaria porque no ha sabido, o no ha querido, legarle a la clase obrera y al estudiantado intelectual, los instrumentos para el cambio, para el mejoramiento de las sociedades. Esos, los ha guardado para sí con el propósito de mantenerse incólume, cuando menos en la hegemonía y, si pudiere, siempre en el poder central del Estado. Por consiguiente, no parece muy probable que las realidades documentales en América Latina puedan ser identificadas y emancipadas con un apego absoluto a aparatos categoriales concebidos única y exclusivamente por teóricos que entienden nada más la articulación del mundo desde los centros de poder.

De lo anterior, y buscando cuanto le interesa a Foucault en la profundidad del documento y fuera de él, ha surgido la necesidad de identificar las mediaciones de diverso tipo como metodología para calzar el análisis documental, pues tanto la exploración de las primeras como la reflexión en torno al segundo -dada la recurrencia de ambos en las indagaciones sobre los sistemas de representación en ámbitos de las esferas públicas- se han convertido en perspectiva fundamental para epistemologías inter y transdisciplinares al interior de la investigación en el campo de la comunicación.


Conclusiones

Tomando muy en cuenta la frecuencia de las investigaciones sobre el discurso tanto en el pregrado como en el posgrado de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, sería muy provechoso que desde ese centro de altos estudios se procediera a la gestión de participar en el liderazgo de la investigación en esta zona de la creación de saberes a escala internacional. La propuesta adquiere sensatez sobre la base de la continuidad que seguirán teniendo las investigaciones en torno a las esferas públicas y las aproximaciones a las coberturas periodísticas de discursos sobre sucesos y obras de vida en medios tradicionales y en otros fundados a partir de la impronta de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones.

El espacio disciplinar que pudiera considerarse idóneo para gestionar ese liderazgo son los Estudios Teóricos e Históricos de la Comunicación, más específicamente, el Proyecto de Campo (de la disciplina Teoría e Investigación en Comunicación ) , de la carrera Comunicación Social. Cualquier empeño metodológico al interior de esta disciplina pudiera alcanzar un nivel óptimo en la gestión de estimular la producción científica tanto desde el paradigma mentalista como desde el Paradigma de la Lingüística, aun cuando el segundo es todavía, temporalmente, un interés de investigación muy fuerte en la agenda de pregrado y posgrado del Departamento de Periodismo. Pero la cada vez más frecuentada modalidad de Investigación para la Producción, cuyo objetivo general es la creación de un producto comunicativo, indica el descenso significativo en la incidencia de los estudios del discurso en la agenda en la agenda de las investigaciones de pregrado.

En posgrado, los estudios del discurso continuarán exhibiendo una presencia apreciable en la medida en la cual los investigadores de los Departamentos de Comunicación Social y Periodismo, respectivamente, alcancen movilidad como docentes en maestrías y doctorados que la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana consiga extender en el ámbito internacional, sobre todo en la región latinoamericana, cuyo escenario político exhibe una multipolaridad discursiva con mediaciones muy específicas tanto en las posturas ideológicas de la derecha como de la izquierda. Tal hipótesis gana en certeza a juzgar por la experiencia acumulada durante el sexenio 2008-2014: cuando los docentes de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana cumplieron misiones como profesores de la Maestría en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Bolivariana de Venezuela no únicamente en la Sede Central de Caracas, también en las Sedes de Zulia, Falcón, Aragua, Barinas y Monagas. Durante el mismo período, otro grupo de profesores participó en el Frente Francisco de Miranda en varios Estados de esa nación. Indiscutiblemente, ese cúmulo de vivencias tan especiales: que consiguió sacar de la pobreza a un visible porciento de colectivos sociales, hizo tomar conciencia además de cómo ingresaron en la clase media otros grupos hasta entonces ubicados en la clase baja o de salario mínimo, en una Venezuela marcada por la impronta de una revolución política y social, generaron diversos problemas de investigación mediante los cuales varios docentes de la facultad en cuestión defendieron sus respectivas investigaciones para tesis en opción del grado científico de Doctor en Ciencias de la Comunicación Social o el título de Máster en Ciencias de la Comunicación.

Al mismo tiempo, si el Proyecto de Campo se propusiera reparar reposadamente en el diálogo de saberes que se está gestando al interior del subcampo de la investigación en comunicación en Cuba entre el aparato categorial de la Comunicación Política, el método del Análisis del Discurso y el estudio de las Mediaciones Sociales: tres módulos de saberes que estimulan todo el tiempo la creación de novedosos epistemes, estaría en condiciones de diseñar cuando menos una estrategia de gestión que pudiera estimular y planificar los estudios del discurso en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y con ello participar del liderazgo de estas investigaciones en la academia cubana junto a la Facultad de Artes y Letras y la Facultad de Lenguas Extranjeras, ambas de la Universidad de La Habana, la Universidad de Oriente y el Instituto de Lingüística, de Santiago de Cuba.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Habermas J. La cuestión de la verdad. Revista Criterios. 2006 (consultado el 21 de junio de 2019), publicado en "Mil y un textos de Criterios". Vol. 1. Disponible para distribución digital en el Centro Teórico-Cultural Criterios.

2. Habermas J. Algunas aclaraciones a la cuestión de la verdad. Revista Criterios. Año 2006 (consultado el 25 de junio de 2019), publicado en "Mil y un textos de Criterios". Vol. 1. Disponible para distribución digital en el Centro Teórico-Cultural Criterios.

3. Foucault M. La arqueología del saber, México: Editorial Siglo XXI, 2010.

4. Foucault M. El orden del discurso. Barcelona: Tusquets Editores, 1992.

5. Foucault M. Hermenéutica del sujeto. Colección Genealogía del poder. Madrid: Las ediciones de La Piqueta, 1994.


 

Recibido: 15 de enero de 2020
Aprobado: 30 de marzo de 2020



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